Cuando un vehículo es declarado pérdida total o pérdida de mayor cuantía, significa que el costo de reparación supera el 75% del valor total del vehículo. En ese sentido, se infiere que no vale la pena repararlo y se trasfiere la propiedad a la aseguradora.
Así, el asegurado puede recibir la retribución monetaria correspondiente al valor del vehículo en ese momento. La pérdida total puede suceder debido a los daños sufridos durante un accidente o por el hurto del vehículo, y para que se dé esta situación, el vehículo debe estar asegurado.
En el caso de pérdida total por daño, la aseguradora es la encargada de evaluar el estado del vehículo después de ocurrido el siniestro y hacer la declaración. Igualmente, ofrecen orientación al cliente para realizar el traspaso y efectuar la indemnización.
La empresa de seguros necesitará toda la documentación del vehículo para transferir la propiedad e indemnizar al asegurado:
En caso de pérdida por daño:
En caso de pérdida por hurto se debe adicionar:
De acuerdo con lo establecido en el artículo 1089 del Código de Comercio, las aseguradoras indemnizarán al asegurado, por el valor comercial del vehículo en el momento del siniestro.
Luego de que los vehículos pasan a ser propiedad de la aseguradora, la gran mayoría son declarados “de salvamento”, que son vehículos declarados pérdida total y rescatados para venderlos por un precio menor al valor comercial.
Son conocidas las subastas de vehículos de salvamento donde se pueden obtener modelos con precios entre un 40% y 60% menos a los del mercado convencional.
Las personas que compran estos vehículos los utilizan para venderlos por partes de forma legal, o los reparan y los revenden; aunque algunos no revelan el pasado del vehículo a los compradores para cobrar más dinero.